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miércoles, 4 de noviembre de 2009

4ª Jor. Champions, Atlético de Madrid 2 - Chelsea 2 - Amanece que no es poco


Atlético de Madrid 2 - Chelsea 2

Atlético de Madrid
Asenjo; Perea, Pablo, Juanito, Antonio López; Reyes (Maxi Rodríguez, m. 72),
Assuncao, Cléber Santana, Simao (Jurado, m. 82); Forlán
y Sinama Pongolle (''Kun'' Agüero, m. 53).

Chelsea
Cech; Belletti (Deco, m. 69), Álex, Terry, Ashley Cole; Joe Cole,
Essien (Ballack, m. 59), Lampard, Malouda; Kalou (Anelka, m. 69) y Drogba.

Goles
1-0, m. 66: Agüero engancha un rechace en el área
1-1, m. 82: Drogba, de cabeza
1-2, m. 88: Drogba, tras un rechace de Asenjo
2-2, m. 91: Agüero.

Árbitro
Bjorn Kuipers (Holanda).
Amonestó a los locales Reyes (m. 25) y Paulo Assuncao (m. 33)
y a los visitantes Essien (m. 16) y Terry (m. 86).

Incidencias
Partido correspondiente a la cuarta jornada del grupo D de la Liga de Campeones,
disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 45.000 espectadores.



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CHAMPIONS | CUARTA JORNADA

Amanece que no es poco

MADRID.- El Atlético de Madrid hinchó su colchón de confianza con buen porte futbolistico
antes de recibir el injusto castigo, un latigazo doble de Didier Drogba. Está fuera de la
Liga de Campeones tras empatar en casa (2-2) ante un Chelsea de mínimo esfuerzo y
máxima producción que certificó su pase a octavos de final.



No sirvieron los dos goles de Sergio Agüero, después de dos meses
largos sin cantarlos, aunque sobre el lecho de buenas intenciones de
los madrileños podría crecer una buena cosecha a partir de ahora.

La mejor interpretación del elenco rojiblanco, con nueva dirección escénica, está aún lejos
de lo que el escudo y la historia del Atlético reclaman, pero la tiniebla se disipó gracias a un
aspecto clarificador: el adiós al pelotazo como pauta de comportamiento. Aún tendrá que
intimar más con el balón, despejar el miedo recíproco, amasar una amistad y celebrarla
con alegría y vivacidad. Pero amanece en el Calderón y eso no es poco.

Los discípulos de Quique Sánchez Flores fueron convirtiendo la maldita pelota de los últimos
años en su salvavidas. A ella se agarraron, cada vez más convencidos de que, aunque el puerto
de su clasificación era casi inalcanzable, los medios justificarían el fin y que ese fin
sería infinitamente mejor que el presente náufrago en el que se debaten.



El Atlético circuló más de una hora bien ahormado: erguido y heñido; elegante y sólido. El Chelsea
se pertrechó para pasar la noche sin sacrificar nada por la borda. Pensando en el Manchester
United, que le disputará el domingo el liderazgo de la 'Premier', y en que el puerto de los octavos
de final de la Champions, inaccesible para los madrileños, estaba a tiro de amarra.

Además de la prohibición del patadón y tentetieso, la noche rojiblanca encontró claridades también
en que los autores de una primera parte limpia y pura, mejorable pero muy mejorada con respecto
a las anteriores, no eran algunas 'vacas sagradas' del vestuario. La alineación fue inusual:
sin Ujfalusi, Raúl García, Maxi o el Kun Agüero. Las aportaciones de Perea, Cléber y, sobre todo,
Reyes, metieron en el olvido a los ausentes y suavizaron la áspera realidad atlética.

Pero el Kun tenía que ingresar en el campo. Lamentablemente, tras el dominio mesurado del Atlético
en la primera parte, ésta se cerró con un sólo disparo a puerta, un pictórico retazo de José Antonio
Reyes al que respondió Petr Cech con soberana intervención. Diego Forlán, titular y referencia en
ataque, le dio el primer dolor de cabeza de sus seguidores: no conectó nunca con el
nuevo fútbol de su equipo. Sinama-Pongolle, aún menos, pero a éste ya ni se le espera.



Cuando entró Agüero se apagó un poquito Reyes (ovacionado sin objección), pero el Atlético y el
partido se incendiaron con la chispa del argentino, resguardado de una posible lesión que acaso
terminó por contraer al final de la pelea, tras marcar su segundo gol,
el del empate, con un preciso lanzamiento libre directo.

Sin embargo, el fuego también avivó al Chelsea. Porque el Kun pegó primero, con un maravilloso
remate de volea tras un centro de Antonio López mal despejado por John Terry, pero entonces
Carlo Ancelotti no tuvo más remedio que llamar a filas a algunos de sus
suplentes de lujo, Anelka y Deco, sin renunciar al marfil de Didier Drogba.

El egregio delantero de los 'Elefantes' reaparecía en la Liga de Campeones cumplida la pena
impuesta por su comportamiento en las semifinales de la edición anterior frente al Barcelona.
Hasta ese minuto 81 había estado muy solo y superado por los defensores del Calderón,
con especial mención a Pablo. Pero entonces llegó la famosa jugada a pelota quieta.



El Atlético recuperó temblores del pasado -alguna pelota rifada a lo tonto- y Drogba emergió para
rematar el centro de Malouda entre Juanito y Pablo. Y se hizo el empate que él mismo rompió tras
una indecisión defensiva (el miedo, el miedo) y dos remates:
el primero estrellado en Asenjo y el segundo a puerta desierta.

Con el tiempo cumplido, el requetegol de Agüero quitó amargura a una noche de placeres
olvidados en casa de los Gil. Quedó un dulzor que acompañará, al menos,
las vísperas del inmediato derbi contra el Real Madrid.

F.LLAMAS

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