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domingo, 1 de noviembre de 2009

9ª Jor. Liga 2009/10 .- Ath. Bilbao 1-0 ATLETICO DE MADRID - La bien y la mal 'pagá'

Athletic 1 - Atlético 0


Athletic Club
 Iraizoz; Iraola, Ustaritz, Amorebieta, Koikili; Susaeta (David López, min.72),
Orbaiz (Íñigo Pérez, min.66), Javi Martínez, De Marcos;
Toquero (Gabilondo, min.42) y Llorente.


Atlético de Madrid
Asenjo; Ujfalusi, Pablo, Juanito, Antonio López; Maxi (Jurado, min.61),
Raúl García, Assunçao, Simao (Reyes, min.83); Agüero y Forlán.


Goles: 1-0, min.19: Javi Martínez.


Árbitro
Ramírez Domínguez (Colegio Andaluz). Mostró tarjeta amarilla al
local Javi Martínez y a los visitantes Assunçao, Antonio López.


Incidencias
Cerca del lleno en San Mamés. Unos 39.000 espectadores.
Noche agradable y terreno de juego algo irregular.
Novena jornada de liga.






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LIGA | ATHLETIC 1 - ATLÉTICO 0


La bien y la mal 'pagá'
Javi Martínez premia el esfuerzo del Athletic y los postes
 frenan el mejor juego del Atlético en la segunda mitad


Ningún entrenador quiere que la ansiedad predomine en la actitud de su muchachada.
Y sin embargo, la ansiedad provoca en el fútbol, en algunas ocasiones, las vibraciones
necesarias para convertir un partido en un juego apasionante. No están Athletic y Atlético
para exquisiteces, acostumbrados a perder más de lo que esperaban y necesitados de
ganar más de lo que creían esta temporada. Ansiosos no es que fueran mejores, pero
fueron intensos, generosos, tremendo el Athletic en muchos minutos , más timorato el
Atlético que aún no ha cambiado tanto como lo que se espera que lo cambie Quique.





Metió el Athletic la quinta en el pasillo de los vestuarios, así que enchufarse al partido no
le exigió ni oprimir el interruptor, mientras el Atlético, acosado, agobiado y aún confuso,
era como un viandante protegiendo el paraguas del ventarrón.
Sólo Forlán jugando por detrás, en todas partes, amenazaba la
férrea defensa del Athletic, por fin comandada por Amorebieta.


Tanto viento debía derribar el árbol y el gol llegó por arriba, por los dominios de
Javi Martínez, el futbolista sin límites aparentes, tan generoso en el esfuerzo que a
veces llega a parecer sobrenatural. Un centro de Orbaiz, que había sacado tres faltas
horrorosas, lo cazó el muchacho de Pamplona con un salto portentoso ganando a todos
los defensas y con tiempo para hacer un escorzo final para enviar el balón al otro palo.


En los partidos intensos, ansiosos, con más corazón y pulmón que cabeza y diplomacia,
Javi Martínez aparece más descomunal que nunca, algo así como irrompible. Raúl García
y Assunçao, los encargados de frenar a la masa, se quedaron durante demasiados
minutos en miniaturas de los futbolistas que son. De hecho, Assunçao bordeó
 la expulsión en varias entradas por el pecado mortal de llegar tarde.


El Athletic le robó al Atlético toda la primera mitad, que sólo gozó de una ocasión de gol
por culpa de una horrible salida de Iraizoz que Maxi cabeceó al larguero. No fue su mérito,
 sino el demérito del portero, volviendo a airear el runrún
típico de San Mamés con los guardametas.





El problema del Athletic es que no tiene un depósito de gasolina ilimitado. También paga
el precio del carburante y la segunda mitad se quedó muchos minutos con los bolsillos
 vacíos. A menor intensidad de juego, creció el Atlético, un poco más liberado de esos
pesados con rayas que no te dejan pensar. Con más balón, más Atlético. Sin desmelenarse,
el equipo de Quique Sánchez Flores comenzó a visitar el área de Iraizoz con más asiduidad,
 aunque con mediano peligro. Forlán y el Kun comenzaron a asociarse, poco ayudados por
Simao, pero con la suficiente presencia para asustar a un equipo que defiende con poca
 credibilidad estadística. Se sucedían los disparos del Atlético, muy centrado, un poco
mordidos, a las manos de Iraizoz. Hasta que llegó la mala suerte. Primero para el Athletic
con las lesiones subsiguientes de Toquero, Orbaiz y Susaeta que desdibujaron la alineación
 improvisada minuto a minuto. Y segundo para el Atlético que tropezó otras
dos veces con los postes tras disparos magníficos de Forlán y Agüero, y con
Iraizoz, rehecho tras su inicial error, que también amargó la vida a Forlán.


El cansancio y las lesiones borraron al Athletic del campo, condenado a un ejercicio de
supervivencia propia o de misericordia de su rival. Ya no tenía argumentos ni más ganas
que acabar, que romper el reloj a martillazos. Y el Atlético sintiéndose la mal pagá porque
el segundo tiempo no le premió con lo que se merecía, el empate que hubiera justificado
sus méritos. Pero ya se sabe que el fútbol no siempre es justo. Como la vida misma.


E. RODRIGÁLVEZ - Bilbao - 01/11/2009




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