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viernes, 21 de septiembre de 2012

1ª Jor. UEFA Euro. L. 2012/13 - H. Tel Aviv 0-3 ATLETI - La cara B del Atlético tiene alma







HAPOEL 0 - ATLÉTICO 3

Hapoel Tel Aviv
Apoula; Pantsil, Shushan, Badier, Antebi; Djemba-Djemba,
Bruno Coutinho (Toama, m. 58); Maman, Vermouth
(Cohen, m. 75), Ben Haim II; y Tamuz (Mare, m. 69).

Atlético de Madrid
Asenjo; Silvio, Miranda, Cata Díaz, Domingo; Mario, Emre;
Adrián (Koke, m. 69), Raúl García, Cristian Rodríguez
(Juanfran, m. 73); y Diego Costa (Saúl Ñíguez, m. 78).

Goles
0-1, m. 37: Cristian Rodríguez, con un
disparo desde el borde del área.
0-2, m. 40: Diego Costa regatea al portero y marca
a puerta vacía, después de un pase de Adrián.
0-3, m. 63: Raúl García remata con el
pie un saque de esquina de Emre.

Árbitro
Pol van Boekel (Holanda). Amonestó a los locales Sushan
(m. 48), Djemba-Djemba (m. 67) y Plantsil (m. 87) y a
los visitantes Diego Costa (m. 67) y Silvio (m. 68).

Incidencias
Partido correspondiente a la primera jornada del grupo B
de la Liga Europa, disputado en el estadio Bloomfield de la
ciudad israelí de Tel Aviv ante unos 13.000 espectadores.

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La cara B del Atlético tiene alma



El campeón, con diez jugadores no habituales,
golea con comodidad a un débil Hapoel

Diego Pablo Simeone, como todos los entrenadores, maneja tópicos, frases
hechas, que se sueltan con la rutina del día a día. Entre esos latiguillos que
van cosidos al cargo reina uno a principio de cada temporada:
“Todos mis futbolistas son importantes. Cuento con todos”.

Esa sentencia tan típica que alcanza la categoría de tópico-utópico va camino
de convertirla en realidad en este Atlético. Tiene Simeone sometido a un casting
permanente al plantel, que se ve reflejados en respuestas como las de esta tarde.
No es fácil juntar a diez suplentes en un once y que apenas se vean fisuras, más
allá de alguna que otra descoordinación en los desmarques o en la formación de
líneas, que son normales. Tuvo mérito esa cara B del Atlético,
que dio sensación siempre de saber a qué jugaba.



La de esta tarde es la clase de compromisos en los que el futbolista no habitual
tiene más que perder que ganar. Todos respondieron. Resolvió el campeón la cita
a nada que ajustó la precisión en el pase y apretó al Hapoel en la salida del balón.

Tuvo enfrente el Atlético a un rival de ritmito pachanguero, de algunas posturitas y
poco más. No dio para medir con precisión el fondo de armario del Atlético, pero sí
se puede decir que, por los menos, hay alma en cada miembro de la plantilla
rojiblanca. No estaba preparado el Hapoel para defender los desmarques al espacio
de Diego Costa, por poner un ejemplo. Cada carrera que este emprendía al
espacio pareció ser un acertijo imposible para la débil defensa israelí.



Tampoco estaba preparado el Hapoel para ser sometido a una presión medianamente
alta. Su ritmo de balón parecía metido en el túnel del tiempo, 20 o 30 años atrás. Le
desnudó al Hapoel su impericia con el balón en las inmediaciones de su propia área.
Quería salir andando con futbolistas que daban dos o tres toques antes de dar un
pase o que tardaban una eternidad en darse la vuelta. Los dos primeros goles del
Atlético vinieron de sendos robos de balón, a los que habían precedido otro par que
no acabaron en gol porque Edel le sacó la mano a Raúl García en uno y en el otro
Adrián, con todo a favor, lanzó fuera la pelota tras el hurto y un gran pase de Emre.



Fue el Cebolla Rodríguez el que abrió el marcador con un potente zurdazo. La
maniobra completa habló de esa fragilidad latente del Hapoel. Controló Diego Costa
de espaldas un pase de Raúl García, cedió atrás y al zurdo uruguayo le dio tiempo
a parar la pelota, preparársela con otro toque, levantar la cabeza y avisar al operario
del videomarcador de que fuera dándole al botón. El segundo tanto nació de otro robo
y uno de esos desmarque de Diego Costa, que debió ser una especie de hombre
invisible para los centrales del Hapoel. Resolvió a la carrera tras un gran pase de
Adrián. Raúl García, activo, más preciso y templado a medida que fue pasando
el tiempo cerró el marcador llegando desde atrás en un córner.

L. J. MOÑINO 20 SEP 2012
elpais.com
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martes, 18 de septiembre de 2012

4ª Jor. Liga 2012/13 ATLETI 4-3 Rayo V.- Una fiesta con susto final







ATLÉTICO DE MADRID 4 - RAYO VALLECANO 3

Atlético de Madrid
Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe; Arda Turan
(Adrián, m. 66), Mario (Tiago, m. 62), Gabi, Koke;
Diego Costa (Cristian Rodríguez, m. 55) y Falcao.


Rayo Vallecano
Dani Giménez; Tito, Amat, Casado; Trasshorras, Javi
Fuego, Adrián (Delibasic, m. 70); Piti (Lass, m. 53),
Leo Baptistao, José Carlos; y Nicki
Bille (''Chori'' Domínguez, m. 57).


Goles
1-0, m. 29: Mario Suárez culmina una jugada de Diego Costa.
2-0, m. 48: Koke marca a pase de Diego Costa.
3-0, m. 51: Arda Turan remata un centro raso de Juanfran.
4-0, m. 55: Falcao, de penalti.
4-1, m. 82: Delibasic remate un centro desde la derecha.
4-2, m. 85: Delibasic culmina un envío raso desde la izquierda.
4-3, m. 88: Leo Baptistao aprovecha una serie de rechaces en el área.


Árbitro
Javier Estrada Fernández (C. Catalán). Amonestó a los
visitantes José Carlos (m. 42), Javi Fuego
(m. 54) y Adrián González (m. 68).


Incidencias
Partido correspondiente a la cuarta jornada de Liga en Primera
División, disputado en el estadio Vicente Calderón
ante unos 45.000 espectadores.

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Una fiesta con susto final

El Atlético termina pidiendo la hora ante el Rayo,
que recortó tres goles en los último
10 minutos cuando perdía por 4-0



Es la regularidad la gran asignatura pendiente del Atlético de Madrid. Un equipo
que, desde su asecenso a Primera tras el paseo por los bajos fondos, ha sido
incapaz de permanecer con cierta continuidad en la zona noble de la tabla. Los
precedentes obligan a la prudencia, aunque de lo visto ante el Rayo (al menos,
durante 80 minutos) se puede extraer la siguiente conclusión:
el equipo rojiblanco sí va a estar en esa Liga de los mejores.

En partidos como el de esta jornada ante el Rayo Valecano, el Atlético se ha
dejado a pedazos parte de su credibilidad como aspirante. Era un bajón, un
vertiginoso descenso de las nubes. Sin embargo, el equipo de Simeone ha
empezado con paso firme en casa. Primero contra el Athletic. Ahora, frente
al Rayo, al que despachó con pese a unos últimos minutos que no le van a
hacer ni un poco de gracia a Simeone. El arreón del cuadro de Paco Jémez
fue formidable: tres goles en 10 minutos que maquillaron el 4-0
para dejarlo en el 4-3 final. La renta anterior impidió al Atlético
pagar mucho más cara su inexplicable relajación.



Planteó el Rayo la novedad de los tres centrales y se presentó en el césped
con la intención de apoderarse de la pelota. Y el Atlético vive cómodo esperando
para sorprender a su rival. Había dispuesto Simeone a Diego Costa desde el
inicio, dejando a Adrián, confuso en este inicio de curso, y al Cebolla Rodríguez,
en el banco. Renovó el técnico su apuesta por Koke, esta vez acostado a la
derecha, y el Atlético apretó, en parte agarrado a las cabalgadas de Diego Costa.

El brasileño, poco ortodoxo en casi todo, no se sabe muy bien porqué de vez en
cuando termina por hacer cosas estupendas para el equipo: dos asistencias y
un penalti provocado, que no era, pero para el caso da lo mismo. Primero
encontró una autopista en la izquierda y, después de unos rebotes,
su centro al segundo palo lo recogió Mario para firmar el primero.



Después, Diego Costa hizo lo mismo en la segunda parte para dársela a Koke y
más tarde cayó ante Javi Fuego, penalti que aprovechó Falcao. Estas últimas
acciones llegaron cuando el Rayo, en el inicio de la segunda parte,
pareció querer rebelarse contra un destino que el Atlético
escribió a base de velocidad en la transición.

Con el 4-0 a falta de 40 minutos pareció morir el partido, pero le dio al Atlético
un ataque inesperado de superioridad. Así, fueron los últimos 10 minutos de
partido una demostración de que, en cuento este equipo baja las revoluciones,
se convierte en una broma. Seguro que habrá tomado nota Simeone, a quien
le toca no dejar al equipo bajar del cielo. Este año ya no hay excusas.

E. J. Castelao | Madrid
16/09/2012 elmundo.es
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Supercopa Europa 2012 - CHELSEA 1 - ATLÉTICO 4 - Falcao encumbra a un grandioso Atlético







CHELSEA 1 - ATLÉTICO 4

Chelsea
Cech; Ivanovic, David Luiz, Cahill, Ashley Cole
(Bertrand, m. 90); Ramires (Óscar, m. 46), Mikel,
Lampard; Hazard, Torres y Mata (Sturridge, m. 82).

Atlético de Madrid
Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe; Mario, Gabi;
Arda Turan, Koke (Raúl García, m. 82), Adrián (Cristian
''Cebolla'' Rodríguez, m. 56); y Falcao (Emre, m. 87).

Goles
0-1, m. 6: Falcao levanta el balón ante la
salida de Cech, tras un pase de Koke.
0-2, m. 19: Falcao, con un disparo a la
escuadra por encima de Cech.
0-3, m. 45: Falcao cruza ante Cech,
tras un contragolpe de Arda Turan.
0-4, m. 60: Miranda aprovecha un
rechace tras un saque de falta.
1-4, m. 75: Cahill tras un rechace en el área.

Árbitro
Damir Skomina (Eslovenia). Amonestó
a Ivanovic, del Chelsea, en el minuto 29.

Incidencias
Partido de la Supercopa de Europa, disputado en el estadio
Luis II de Mónaco ante 14.312 espectadores, con presencia
de unos 6.000 aficionados del Atlético de Madrid.

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Falcao encumbra a un grandioso Atlético

El delantero revienta al Chelsea con un triplete
y da al conjunto rojiblanco su cuarto
título europeo en dos años



Le vino grande al Chelsea Radamel Falcao, delantero que a mayor dificultad
mejor responde. Le van las grandes citas, protagonista principal en las dos
Ligas Europa que atesora, una con el Oporto y otra con el Atlético. No le
importa el duelo ni el rival, sino su inspiración, su gazuza para descascarillar
a los rivales, su puntería. Y le sobra de todo. Tanto que se las ingenió para
afilar el juego vertical de sus compañeros, desligar su zurda y marcar tres
goles, tres rugidos y una Supercopa de récord porque nunca
antes un equipo había firmado cuatro goles en dicho
partido. Gloria del Atlético; sonrojo del Chelsea.

Al contrario que en otras muchas ocasiones, el Atlético decidió no presionar
arriba, preocupado por negar la red de suministros a Fernando Torres, ponerle
freno a los engarces Hazard y Mata, además de vigilar las incursiones de Cole.
Pretendía el equipo de Simeone que el contrario no se acelerase, más peligroso
en las idas y venidas, en los partidos frenéticos. Por lo que reculó el Atlético
hasta la medular, argucia que consistía en dar carrete a unos zagueros rivales
con serios problemas para darle una salida limpia al balón, desnortados porque
apenas encontraron agujeros para conectar con la próxima línea. Corrían
Lampard y Mikel sin recibir, se ofrecía Hazard sin éxito porque Mario le tiraba
permanentemente el aliento en la nuca, y se presentaba como único
candidato para tejer fútbol Mata, que se movió por todo el frente
del ataque pero que no salió airoso de sus envites.



Fue un ejercicio defensivo tan intenso, tan eficaz, que desmadejó a los blues,
sin argumentos ni juego, obcecados en llegar al área rival mediante el pase raso
—así lo ratificó Di Matteo al poner a Óscar en el segundo acto— y no con
balones directos. Justo lo que le encumbró en el curso pasado, lo que le dio el
título de la Champions, validado también por un cerrojo imposible para cuantos
adversarios le salieron al paso. Pero mezclar en campo adversario fue
un elogio estéril para el fútbol; una pretensión a la que Falcao
le extendió la cuenta, con tres goles y todo un recital.

La indefinición blue, en cualquier caso, agrandó al Atlético, hasta el punto de que
cada ataque pareció el último, con esfuerzos titánicos de los medios para
acompañar la jugada y remates definitivos de Falcao para resolver los entuertos.
Remitido al contragolpe, aunque no le hizo ascos al balón en cuanto pudo, el
equipo rojiblanco se expresó con un fútbol directo incontestable, con una voracidad
inmune al desaliento, con unas bandas punzantes y un delantero universal. Resulta
que el Tigre, que ya le hizo un triplete al Athletic en el duelo previo, no perdona.
Con Koke más presente que nunca, puesto que quería el balón para darle forma a
las jugadas, se inició un ataque que Filipe prolongó en la línea de fondo con un
centro al segundo palo, donde llegó Falcao, que se tiró con todo para cazar al balón,
escupido después por el larguero. No se rindió el ariete y a la siguiente jugada se
llevó el premio. Fue Adrián el que le leyó el desmarque y le regaló un pase en
profundidad, en tierra de nadie porque Cech, conforme con tener el larguero como
techo, no salió del área. Y Falcao, que penaliza a la más mínima, le insinuó con la
cintura lo contrario que hicieron los pies, por lo que picó el cuero con la zurda
para cruzar el balón y estamparlo en el poste antes de que reposara en la red.



Sin respuesta del Chelsea, que en la Supercopa perdió la velocidad y los piropos,
el Atlético insistió con éxito en su táctica. Fue en otra contra cuando le dieron el
balón al Tigre en el área grande. Y, en un calco de lo que ocurriera en la final de la
Liga Europa, el ariete se revolvió y envió con la zurda el cuero teledirigido a la
escuadra. Otra obra para el museo, el segundo gol de la noche. Poco, sin embargo,
para su avidez, reflejada antes de alcanzar el entreacto. Arda recorrió la banda tras
un córner rival y le dio un caramelo a Falcao en el palo opuesto. Chut, gol y
Falcao. Demasiado. Cuarto título europeo rojiblanco en dos años.

Decidido el vencedor, el Chelsea no se destensó, quizá porque entendió que la
goleada de la hinchada rival y del propio Atlético era excesiva. Por lo que a falta de
toque y huecos, tiró de un saque de esquina para que Cahill recogiera un rechazo e
hiciera diana. Poca cosa para este Atlético, que antes ya le había puesto la guinda
al duelo con otra red, también en una jugada de estrategia, también tras un barullo
resuelto por Mario y definido por Miranda. Fue un triunfo del Atlético, que logra su
segunda Supercopa tras la ganada al Inter hace dos cursos, y fue,
sobre todo, la noche de una bestia del fútbol, de Falcao.

J. Quixano - Montecarlo
1 SEP 2012 elpais.com
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