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domingo, 22 de abril de 2012

Semis. ida UEFA E. L. 2011/12 ATLETI 4-2 Valencia.- El Atlético se reconcilia con el futbol







ATLÉTICO 4 - VALENCIA 2

Atlético de Madrid
Courtois; Juanfran, Miranda, Domínguez, Filipe;
Arda Turan (Tiago, m. 80), Gabi, Mario Suárez,
Diego (Perea, m. 88); Adrián (Salvio, m. 90) y Falcao.

Valencia
Diego Alves; Ricardo Costa, Rami, Víctor Ruiz,
Jordi Alba (Piatti, m. 72); Mehmet Topal, Tino Costa;
Feghouli (Canales, m. 72), Jonas (Aduriz,
m. 79), Mathieu; y Soldado.

Goles
1-0, m. 18: Falcao remata un centro de Arda Turan.
1-1, m. 45 3: Jonas remata en el
segundo palo un saque de esquina.
2-1, m. 49: Miranda cabecea un
lanzamiento de falta de Diego.
3-1, m. 54: Adrián, de jugada individual.
4-1, m. 78: Falcao regatea a dos rivales
y coloca el balón en la escuadra.
4-2, m. 94: Ricardo Costa, de cabeza.

Árbitro
Craig Thomson (Escocia). Amonestó al local Arda
Turan (m. 41) y a los visitantes Feghouli
(m. 15) y Diego Alves (m. 68).

Incidencias
Partido de ida de las semifinales de la Liga Europa,
disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos
50.000 espectadores. Vicente del Bosque,
seleccionador español, presenció
el partido desde el palco.

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El Atlético se reconcilia con el fútbol

El eléctrico equipo de Simeone recobra el
toque y desfigura a un Valencia sin apetito



El Atlético ha encontrado en la Liga Europa la panacea a sus retortijones
ligueros. Esta competición no le puso el cartel de favorito y eso le sienta
de rechupete, sobre todo porque en la nacional se le exige que demuestre
su caché y prestigio a cada duelo. En Europa es otro cuento, ese que
descubre la mejor versión del equipo, como la que se vio en el Olímpico
de Roma frente al Lazio y la que expresó anoche en el Calderón:
persistente en el toque, voraz en la carrera y afinado en el remate. Un
cóctel delicioso que le valió una goleada y que se le atragantó a un
Valencia de lo más desganado, reacio a competir y cada vez con más
costurones a medida que se culmina el curso y el ciclo de Emery en el
banquillo. Pero tuvo el acierto de aparecer en dos saques de esquina,
ambos al final de cada acto, lo que le dejó un resquicio a la esperanza.

Le sienta bien el traje europeo al Atlético, algo que ya se intuyó al
arrancar el encuentro. Por primera vez desde que llegara Simeone, el
equipo no soltó un pelotazo nada más sacar de centro. Era otra propuesta,
en la que la pelota cobró el protagonismo que se merece. Era un Atlético
fusionado que recogió lo mejor de los dos técnicos de este curso: la
paciencia en la elaboración que inculcó Manzano y la agresividad y
persistencia que remarca y contagia Simeone. Un equipo mayúsculo,
hasta el punto de que desdibujó al Valencia, raquítico en ambición y nulo
a la hora de conjugar el esférico. El balón era propiedad privada
del Atlético y, por una vez, supo lo que hacer con él.



Anémico, al Valencia el partido pareció no venirle en gana. Apostó
Emery por la versión dura, la que rompe en la medular y busca el
contragolpe, con Soldado y Jonas adelantados, sin Parejo ni Piatti,
tampoco Canales, nadie que generara fútbol en el ataque estático.
Con las líneas soldadas y sin ningún albedrío o concesión a la
virguería, el equipo se perdió en pases kilométricos en busca de las
sucesivas carreras infructuosas de los hombres avanzados.
Coqueteos de quinceañeros. Nada de nada. Incluso en los córners en
contra, no dejaban a nadie en la medular para armar el contragolpe;
todos de la mano en el área y que ataque quien pueda. Sin más
ingenio, se remitieron a las jugadas a balón parado. Una suerte que no
le resultó nada esquiva y que discutió por un momento el envite
sugerente del Atlético, que halló en Arda Turan el puñal necesario. De
hecho, así se expresó en esa primera jugada en la que el equipo
descartó hacer un chichón al esférico. Balón a Turan, que ganó la línea
de fondo, y centro malogrado. En el segundo, Falcao no acertó a
solventarlo con un remate al bulto. Y en el tercero, el de la vencida, el
turco sacó el gancho para volver a encontrar a Falcao, que recogió el
balón dócil porque tocó en la pierna de Víctor Ruiz y cabeceó a gol.

El Valencia, sin embargo, mostró tanta fragilidad en su área como
virulencia en la contraria, siempre en las jugadas de estrategia. Topal
remató desviado una falta lateral, Rami conectó un testarazo que le
sacó astillas al palo en un saque de esquina y, al siguiente, se adelantó
para prolongar al segundo palo, donde Jonas puso la puntera para
igualar el duelo. Al menos en cuanto a resultado, que no a
juego. Era el partido del Atlético, que al fin se había
reconciliado con el balón y con el fútbol, después de
una temporada gris, con más carreras que pases.



No cambió anoche su renovado estilo el equipo rojiblanco, con los
zagueros primando el pase al pelotazo, con Diego multiplicándose en la
zona de creación, con Juanfran y Filipe Luis como alborotadores al
descorcharse en los flancos, y con Arda y Adrián como los escuderos
de la guindilla Falcao. La salsa la puso Simeone, que le vino un balón
con fuerza a la altura de la cintura y, en vez de pararlo con las manos,
lo envió a la gradería para el éxtasis de la hinchada, efervescente
como nunca, infatigable al desaliento y conforme con la propuesta y
el gobierno del duelo. Demasiados alicientes para que el equipo no
funcionase. Así, Miranda apareció en una falta botada por Diego y
puso la cabeza para lograr su red; Adrián aprovechó una mal cesión
de Topal para marcarse un zigzagueo de esos en los que sugiere una
cosa con la cintura y hace la contraria con los pies, y que finiquitó con
un chut raso, también a gol, y Falcao le emuló con otro sprint, dos
quiebros y un disparo que quitó las telarañas a la escuadra. Pero el
Valencia, de nuevo sobre la bocina, encontró en otro córner
la ilusión para la vuelta, el gol de Ricardo Costa.

Fue, en cualquier caso, un baile que derritió al Valencia y que desató
las ilusiones del Calderón, que abrió los ojos como platos al ver el
fútbol magnético del Atlético y cerró los puños para festejar que
la final de Bucarest parece estar a la vuelta de la esquina.

J. Quixano - Madrid
19 ABR 2012 elpais.com
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