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lunes, 12 de diciembre de 2011

16ª Jor. Liga 2011/12 Español 4-2 ATLETI.- El vértigo del viajero rojiblanco







ESPANYOL 4 - ATLÉTICO 2

RCD Espanyol
Cristian Álvarez; Galán, Raúl Rodríguez, Héctor Moreno,
Dídac; Forlín (Baena, min.46), Romaric; Sergio García
(Christian Alfonso, min.73), Verdú, Rui Fonte
(Cristian Gómez, min.63) y Thievy.

Atlético de Madrid
Courtois; Perea, Miranda, Godín, Filipe Luis; Mario Suárez
(Assunçao, min.63), Gabi; Salvio (Adrián, min.46),
Diego, Arda Turan (Koke, min.82) y Falcao.

Goles
1-0, min.5: Verdú
2-0, min.7: Verdú
3-0, min.18: Romaric
3-1, min.33: Falcao
4-1, min.53: Sergio García
4-2, min.82: Arda Turan.

Árbitro
Paradas Romero (comité andaluz). Amonestó a Forlín
(min.26), Sergio García (min.40), Baena (min.62),
Assunçao (min.65), Perea (min.74) y Miranda (min.83).

Incidencias
Partido correspondiente a la decimoquinta jornada
de la Liga disputado en el estadio de
Cornellá-El Prat ante 20.823 espectadores.

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El vértigo del viajero rojiblanco

El Espanyol vapulea a un Atlético que empezó dormido
y mostró la debilidad de un enfermo terminal

Manzano se agarra a los resultados de casa y
probablemente aguantará las tres próximas
citas, todas en el Vicente Calderón



A los aficionados del Atlético les da vergüenza que su equipo padezca y pierda,
una y otra vez en cuanto sale del Calderón. Pero lo del estadio Cornellà-El Prat
traspasó la línea de lo que un hincha puede tolerar. El Espanyol, un equipo bien
instalado en la clase media de la Liga, estable y con un entrenador duradero,
bien dirigido desde los despachos y vendedor de jugadores, convirtió en ceniza
al club que siempre aspira a lo que no llega. Tardó 18 minutos en endosarle
un 3-0 y acabó los noventa y tantos minutos con un sensacional 4-2.

Caído en desgracia, de nada le servirá al Atlético señalar al culpable fácil,
Gregorio Manzano, aunque sus decisiones sean muy discutibles y el juego del
equipo, que prometía belleza equilibrada al comienzo del curso, ha ido
descomponiéndose hasta resultar un ejercicio de incapacidad permanente.
Los resultados se sostienen en casa, pero el estilo también viene
decayendo día a día y en cualquier momento puede
desplomarse también el montante de puntos caseros.

Los compromisos ocultos de los dueños del club están en el origen de esta
enfermedad crónica que dura lustros y deja un reguero de cadáveres de
entrenadores y jugadores, algunos de los cuales 'reviven' cuando retoman
su profesión en otros lares. Y es el Atlético el que no levanta cabeza, pese a
los espejismos de la primera Europa League y el acceso a la final de Copa.



El 'caso Reyes' habrá contaminado también el vestuario, como ocurrió con
el 'caso Forlán' el año pasado y todos los 'casos' que ocurren en esta
institución nido de conflictos. Pero en otras casas nobles hay problemas,
discusiones y sus resultados en el campo no alcanzan cotas tan vergonzantes.

Manzano quiere analizar el partido por sí mismo, no insertado en una serie de
desastres en la que entraría la derrota de su equipo el jueves frente a un
Segunda B. Necesita aire y cree que lo encontrará en los últimos tres partidos
del año, todos en el Calderón. Pero cuidado, que la presión está creciendo
y el estadio propio puede convertirse también en infernal.

Mauricio Pochettino tampoco estaba contento con los suyos. El Espanyol
ocupaba una undécima plaza y su juego no se correspondía con sus
resultados. Quería gol y tomó una determinación: sentar en el banco a Álvaro.
Organizó un tridente de músculo, inteligencia y potencia
(Thievy, Verdú y Romaric) por detrás de Sergio García.
Y rompió al Atlético en mil pedazos.

Tres tiros certeros

El Espanyol tardó cinco minutos en anotar. De salida se topó con un Atlético
alegre, de buen toque, pero blando y desencajado. Como si algunos de sus
jugadores principales quedaran adormecidos bajo los efectos de un relajante.
O que los del Espanyol son más fuertes, más altos y más rápidos. Adormecido,
Courtois regaló un balón a Romaric (el ejemplo de Valdés en el Clásico del
sábado), el cedido sevillista no tardó en dársela a Verdú y éste, desde la
frontal y sin taponador rojiblanco, descerrajó los muebles del porterito belga.

Tampoco Mario Suárez, que nunca se distingue por su velocidad, estaba
despierto del todo. En el minuto séptimo, Verdú recoge un balón de nadie en el
centro, avanza hacia el área sin que nadie le pida el salvoconducto
y vuelve a señalar la somnolencia de Courtois.

¿Había algún rojiblanco en el centro del campo, donde Romaric recogió otro
balón, avanzó hacia el rectángulo prohibido, hizo pared con Sergio García, y
anotó el 3-0,entre rojiblancos, con un tiro de zurda? Probablemente, sólo un
alejado Falcao o un pusilánime Salvio mantenían los ojos bien
abiertos, aunque la visión de sus compañeros de medio
campo para atrás les causara profunda desazón.

Ni con Adrián ni sin él

Falcao corre y esprinta, saca el orgullo y rastrea el gol. Le llegaron pocos
balones potables y en el primero, a centro de Salvio, acertó con un cabezazo
a conectar al Atléticocon el partido. Quedaba tiempo para intentar la remontada
y de eso debieron hablar en la caseta del Atlético durante el periodo de reposo.
Con esa intención, Manzano recurrió a Adrián, a quien había dado descanso.
El entrenador dijo después que había considerado este partido como "clave".
Entonces... ¿por qué convirtió en suplente a su delantero más entonado?



También Pochettino añadió criterio y fuerza a su equipo con la incorporación de
Baena. Y de salida del descanso, pareció que el Espanyol era el que estaba
obligado a atacar. Era curioso que en cualquier jugada en inferioridad, dos
atacantes pudieran burlar a cinco rojiblancos. Y podían, vaya si podían. Fue
incluso más insultante el cuarto gol, ocho minutos después de la reanudación:
Sergio García, a trompicones, apoyado en la parálisis de Godín
y Miranda, acabó en el área pequeña metiendo la puntera
y colando la pelota entre las espinillas de Courtois.

El Espanyol arrasó como quiso y cuando quiso a un visitante enfermo. En los
últimos minutos, Arda -buen futbolista incluso adormilado- enganchó el tiro
desde la frontal que mejoró la pinta del Atlético en
el marcador. Y sólo en el marcador.

F. Llamas | Madrid
12/12/2011 elmundo.es
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