
Villarreal 2 - Atlético 0
Villarreal CF
Diego López, Ángel, Gonzalo, Marchena, Capdevila, Bruno, Senna
(Matilla, Min. 46), Cazorla, Cani, Nilmar (Mario,
Min. 84), Rossi (Marco Ruben Min. 88).
Atlético de Madrid
De Gea, Ujfalusi, Godín, Perea, Filipe, Assunçao (Forlán, Min.57),
Raúl García, Simao (Fran Merida, Min. 78), Reyes,
Agüero, Diego Costa (Tiago, Min.57), Reyes.
Goles
1-0 Min. 9 Cani.
2-0 Min. 52 Rossi.
Árbitro
Ramírez Domínguez (Andaluz). Amonestó a los locales Bruno, Rossi
y a los visitantes Perea, Diego Costa, Reyes. Expulsó a Quique
Sánchez Flores por las protestas de la primera parte.
Incidencias
Partido correspondiente a la octava jornada del campeonato nacional
del liga, con la presencia de 21.000 espectadores en el Madrigal.
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La tercera potencia es amarilla
Desde que se asentó en Primera División, hay un momento en cada temporada idóneo para
alabar la política a largo plazo, el juego y los resultados del Villarreal. Nunca es tan regular
como los dos fenómenos que compiten por el campeonato en una Liga a dos aburridísima
pero, tras su victoria al Atlético por 2-0, hay que dilucidar que el momento propicio para elevar
a los altares a este equipo de La Plana ha llegado. Acaba de superar su mejor
arranque liguero y con 19 puntos y dos goles más que el Barcelona se
acomoda segundo, a un solo punto del líder madridista.

Al otro lado del espejo está el histórico Atlético de Madrid, generalmente criticado por su juego,
por la mala confección de sus plantillas, por sus dudas en la primera mitad de la temporada que
a veces se perpetúan hasta la última jornada. A veces, sin embargo, alcanza el objetivo, ser tercero
o cuarto, con cierta suficiencia. A pesar de que en los últimos años tropieza en las mismas piedras
y los rivales con los que se juega la clasificación para la Champions le birlan los 'averages' en los
enfrentamientos directos. Ahora es octavo con derrotas con el Sevilla y el equipo amarillo.
El milagro obligatorio del Atlético lo deben construir los puntos ganados al resto de la tropa de
Primera y la aportación creciente de sus delanteros, Agüero, que reapareció en
Liga en El Madrigal, y Forlán, en el banquillo la primera hora de juego.
Para resumir en corto y por derecho, el Villarreal fue mucho mejor que el Atlético en la segunda parte,
los rojiblancos dominaron los primeros 10 minutos y mantuvieron el tipo hasta el descanso. En algunos
aspectos, el Villarreal se mueve en el campo como un pequeño Barcelona que quiere crecer y crece,
aunque no al ritmo geométrico de los dos gigantes de la Liga. El recital de toque y desmarque de la
segunda parte fue imposible de descodificar por parte de los rojiblancos.
Pero en un partido se mueven miles de variables que condicionan la realidad del resultado. Un gol
ayuda a jugar mejor, a serenarse y organizarse. A ver el fútbol con una perspectiva positiva. El de Cani
a los nueve minutos voló con explosivos la mejor disposición del Atlético. No fue un golpe de suerte,
sino la consecuencia de contar con un delantero rápidísimo como Nilmar y
una serie de futbolistas con una calidad individual fuera de duda.
El final feliz del Villarreal se empezó a escribir ahí, en esa transición rapidísima y en el remate de Cani
que De Gea estuvo a punto de tapar, como hiciera muchos minutos después en un mano a mano con
Nilmar. Reaparecía el portero tras una contractura. Quizá pudo hacer algo más, ya en la segunda parte,
cuando Rossi descerrajó su portería con un tiro seco, raso y ajustado al palo
después de una serie de quiebros que desquiciaron no a uno, ni a dos,
sino a tres o cuatro defensores rojiblancos. Arte hecho gol.

Rebobinemos al minuto uno y medio. La salida en tromba de un Atlético mejor que el dueño del estadio,
más enérgico y más peleón advirtió de los riesgos al Villarreal. Agüero metió un pase al interior del área
a Simao y este recibió un empujón, leve pero claro, por parte de Bruno.
Ramírez Domínguez, un árbitro próximo a la retirada, negó por primera vez.
Nos situamos ahora justo antes del tiempo de descanso: saque de esquina al borde del tiempo, Diego
López rechaza el disparo raso de Godín, Agüero es más rápido en recoger la pelota justo en la línea de
fondo y Gonzalo, más lento, lo derriba. Ramírez toca el pito, pero no para señalar el punto de penalti
sino el camino a los vestuarios. De las protestas de todos los jugadores del Atlético y de la salida de
Quique de su banquillo para hablar con el árbitro quedaron para la posteridad la tarjeta a Reyes
y la expulsión del técnico por motivos que el acta explica y el entrenador niega categórico.
El Atlético no pudo oponer más que carácter y cierta insistencia ante el pausado e implacable dominio
amarillo. No bajó la cabeza hasta el final, cuando con Forlán, Tiago y Mérida en el verde, se reconoció
completamente incapaz de superar a un equipo crecido en todos los frentes.
F. Llamas | Madrid 25/10/2010
elmundo.es
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