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viernes, 30 de abril de 2010

Semis. vuelta. UEFA Europa League 2009/10 Liverpool 2-1 ATLETI.- El Atlético recupera su leyenda

LIVERPOOL 2 - ATLÉTICO 1

Liverpool
Reina; Mascherano (Degen, m. 109), Carragher, Agger, Johnson;
Aquilani (El Zhar, m. 90), Leiva; Benayoun (Pacheco, m. 114), Gerrard,
Babel; y Kuyt. No utilizados: Cavallieri; Kyrgiacos, Ayala y N'Gog.

Atlético
De Gea; Valera, Perea, Domínguez, A. López; Reyes, Assunção
(Jurado, m. 98), R. García, Simão; Agüero (Salvio, m. 120) y Forlán
(Camacho, m. 117). No utilizados: Asenjo; Ujfalusi, Cabrera y Juanito.

Goles
1-0. M. 44. Aquilani remata con la derecha un balón ajustado al palo.
2-0. M. 97. Benayoun, con un tiro cruzado.
2-1. M. 102. Forlán fusila un pase de Reyes.

Árbitro
Terje Hauge (Noruega). Amonestó a Gerrard, Aquilani,
Assunção, Valera, Carragher, Forlán y Domínguez.

45.300 espectadores en Anfield.



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El Atlético recupera su leyenda

Un gol de Forlán en la prórroga ajusticia al Liverpool y coloca al
equipo de Quique Flores en su quinta final europea
después de 24 años.- Torres asistió a la
derrota de su equipo desde la grada



Patrón de los imposibles, el Atlético alcanzó en un partido taquicárdico que
se marchó a la prórroga su quinta final europea con Forlán de milagrero.
El Bota de Oro fue más matador que nunca y rescató a la escuadra del
Manzanares cuando peor lo tenía. Pintaban bastos para los rojiblancos,
Anfield apretaba de lo lindo y el Liverpool, tras mucho remar y sudar tinta
china, tenía la eliminatoria en el bolsillo. Los goles de Aquilani y Benayoun
convirtieron el encuentro en un ochomil y el Atlético lo escaló a pulmón.
Después de regalar la primera parte y ponerse las pilas en la segunda,
el cuadro de Quique Flores se enchufó con la entrada de Jurado.
El mediapunta fue un balón de oxígeno frente a un Liverpool que
boqueaba y consiguió los espacios que los artistas del Manzanares
reclamaban. Por ahí llegó el premio gordo, tras una conexión letal entre
Reyes y Forlán que vale la primera final continental en 24 años.

El Atlético no propuso nada hasta que se vio en la guillotina, justo al revés
que el grupo de Benítez, que no tuvo respuesta porque le faltaron argumentos.
La barra libre de fichajes (72) y los 280 millones de euros invertidos en el
mercado -sólo el Chelsea, con 310, supera la chequera de la que ha dispuesto
el club del Mersey en la Premier- no han relanzado como cabía esperar a los
reds. Aunque le costó hacerlo, el Atlético dejó anoche al descubierto las
carencias de un Liverpool con un diseño cuestionable, donde sólo Reina,
Gerrard, Mascherano y Fernando Torres tienen categoría de futbolistas
universales. Los siguientes en el escalafón serían Benayoun y Kuyt.
El holandés encabezó la ofensiva roja porque medio cojo es mejor que
N'Gog y su paisano Babel. El rubicundo delantero holandés las tuvo de
todos los colores, pero tuvo que ser Aquilani, un fiasco toda la temporada,
quien alumbrara el camino al Liverpool ajustando al palo, al borde del
descanso, un centro de Benayoun al que Kuyt no había llegado.



Fue la recompensa a la salida en tromba del Liverpool. El árbitro casi no había
pitado y ya había terminado su primera aproximación con tres toques. Los reds
sacaron de centro, Kuyt, quién si no, peinó el balón y la defensa rojiblanca se
abrió como las aguas del mar Rojo para dar paso a Benayoun. Aún escorado,
el volante israelí obligó a revolverse a De Gea. La cuadrilla de Benítez lanzó
un asalto en toda regla sobre la portería de The Kop, su grada fetiche, y en
un minuto sacó tres córners por ninguno en los 90 minutos anteriores.
Valera y Antonio López facilitaron el asedio. Quique Flores se guardó a
Jurado y Salvio en la mochila y salió con el equipo previsto con la salvedad
de Ujfalusi. El checo, de los más sobresalientes en los últimos partidos,
contundente atrás y muy apañado en sus incorporaciones, no se recuperó
de sus problemas musculares y facilitó la banda derecha
a Valera. Las chirigotas del lateral hicieron que el Atlético
perdiera mucho oficio y por momentos el norte.

Sometida a la leyenda de Anfield, a la escuadra del Manzanares le entró el
pánico y la tiritona frente a la marabunta del Liverpool. Agüero no estaba fino
y Forlán tampoco se dejaba ver. A falta de goles la orden que tenían era
dificultar la salida del Liverpool. Benítez lo sabía y reforzó la última línea
retrasando a Mascherano y limpiando del once a Kyrgiakos, al que ya se
le vieron las costuras en el Calderón. Será el antifútbol, pero el pivote
argentino cumplió de maravilla y fue un muro para los atacantes rojiblancos.
Incluso se permitió el lujo de asistir a Kuyt con un pase de la muerte que
se marchó alto. La defensa del Atlético era una romería y se libraba de la
puntilla siempre sobre el alambre. Si no aparecía la pierna de Domínguez
era el linier el que salvaba al equipo de la quema: en plena marea el asistente
anuló correctamente un gol de cabeza de Agger por fuera de juego.



El balón le quemaba al Atlético, que no daba dos pases seguidos y no
ganaba ningún balón dividido. Le costó 45 minutos reponerse del susto,
mientras sobrevivía con algún que otro contragolpe. El primero que enlazó
la desaprovechó Simão, que optó por un regate a ninguna parte cuando la
ocasión reclamaba el remate. Un envío cruzado de Forlán habilitó a Agüero
delante de Reina, pero el Kun se excedió con sus gambetas. El arquero
dio una lección parando las arremetidas lejanas de Raúl García y siendo
el primero en lanzar los ataques del Liverpool. De Gea,
infalible por alto, también brilló, sobre todo en un
remate de Johnson que pilló un efecto endiablado.

Poco a poco la escuadra colchonera se sobrepuso a la marejada local.
El Atlético empezó en su campo y terminó en el del Liverpool, metiendo
cada vez más atrás a Carragher y compañía. Un esfuerzo mayúsculo
en el que le faltó el último pase hasta que Jurado entró en el tapete.
La prórroga amaneció con el Liverpool hiperactivo y los rojiblancos
manejando el cotarro. Se lo creyeron tanto que un despiste no les
mató de milagro. La zaga reclamó un fuera de juego donde no lo había
y dejó en bandeja el gol a Benayoun, que con todo el tiempo del mundo
cruzó la pelota lejos de los guantes de De Gea. Todo estaba perdido
pero el Atlético no se amilanó. Cuando ve las orejas al lobo saca lo
mejor de sí. Era el momento que estaba esperando toda la noche.
Era el momento de Forlán, que hizo otra vez grande a un equipo
maravillosamente loco que nunca debió bajarse del pedestal.

J. MARCOS - Liverpool - 30/04/2010

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