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viernes, 2 de abril de 2010

4º´s UEFA Europa League 2009/10 Valencia 2-2 ATLETI.- Puro fútbol en Mestalla

VALENCIA 2 - ATLÉTICO 2

Valencia
César; Bruno, Maduro, Dealbert, Alba; Fernandes (Zigic, m. 80),
Baraja; Pablo Hernández (Joaquín, m. 69), Silva, Mata
(Vicente, m. 75); y Villa.
No utilizados: Moyá; Arturo, Lillo y Míchel.

Atlético
De Gea; Perea, Ujfalusi, Domínguez, Antonio López;
Jurado (Camacho, m. 92), Assunção, Raúl García,
Simão; Forlán (Salvio, m. 75) y Agüero.
No utilizados: Asenjo; Pablo, Cabrera, Pernía y R. Pérez.

Goles
0-1. M. 58. Forlán.
1-1. M. 66. Fernandes.
1-2. M. 71. A. López.
2-2. M. 81. Villa.

Árbitro
Craig Thomson (Escocia). Mostró la tarjeta amarilla a Bruno,
que se perderá el partido de vuelta; Mata, Pablo Hernández,
Ujfalusi, Raúl García y Agüero.

Unos 45.000 espectadores en el estadio de Mestalla.


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Puro fútbol en Mestalla

El Valencia y el Atlético empatan en un partido hermoso,
a la altura de la historia de ambos equipos



Partido hermoso protagonizado por dos gigantes del fútbol español que
estuvieron a la altura de su historia . Volcado el Valencia en un ataque sin fin,
fue en parte víctima de su ambición. Sobre todo, porque se encontró a un
Atlético por esta vez muy ordenado, con las líneas muy prietas y con un
puñal en cada salida a la contra. Por ahí le hizo mucho daño al conjunto de
Emery, que se sobrepuso, sin embargo, a que el Atlético se
pusiera dos veces por delante. Con una ambición
inquebrantable que deja la eliminatoria abierta.

Milagrosamente, la primera parte terminó sin goles. Al aficionado le pasó
como un suspiro. Fue una sucesión interminable de ocasiones de gol. Un
sinfín de llegadas de uno y otro, una ensalada de tiros. Anulados unas
veces por la falta de finura en el remate y otras por la notable actuación
tanto de los porteros como de los defensores, sobre los que tantas
sospechas había. Pues resultó que a los dos centrales del Valencia,
Maduro y Dealbert, hubo poco que reprocharles: siempre encima de
Forlán y Agüero. Y lo mismo puede decirse de la pareja rojiblanca:
Ujfalusi y, especialmente, Domínguez, muy rápido al corte.



La electricidad proyectada desde el césped tocó de lleno a la grada de
Mestalla, que se dispuso a disfrutar de un partido mayúsculo.
Enchufadísimo el Valencia, su primera media hora fue un ataque
constante, articulado y armonioso. Magistralmente dirigido por Baraja,
el conjunto de Emery exploró las bandas, los pases en profundidad y
los movimientos permanentes de sus cuatro atacantes. Sin éxito.
Encaminó el vestuario en el descanso con la frustración de haber
comprobado que tanta llegada no le había servido para nada.
Pero también con el alivio de haber salvado el pellejo
ante un rival con el gatillo siempre dispuesto.

Sin contención en el centro del campo, con dos mediocentros ofensivos
(Baraja y Fernandes), el Valencia sabía que las contras rojiblancas
podían ser demoledoras. A punto estuvieron de serlo. El cuadro de
Quique se desplegó con ambición y personalidad. A la espalda de
Jordi Alba, el Atlético encontró un espacio infinito. Simão recortó con
la derecha y envió con la izquierda un disparo combado al palo más
alejado de César. Pegó en el poste. Jurado tuvo una de esas noches
en las que es imposible quitarle el balón, acelerando y desacelerando
a su gusto, sin nadie que pudiera tumbarlo. En la posición de enganche,
fue una pesadilla para la zaga valencianista. Y su gran jugada, al borde
del descanso, puso el corazón de Mestalla en un puño. Regateó
zigzagueando a los adversarios que le iban saliendo y le envió el balón
a César por debajo de las piernas, paseándose el cuero en
paralelo a la línea de gol sin nadie que soplara para meterlo.



El Valencia renovó sus ganas de vencer tras el descanso. Atacó con
más gente y se pasó de frenada. Tan volcado estaba en un córner a
favor que se olvidó de qué podía pasar si perdía el balón. Pues que
el Atlético lanzara una contra esta vez sí letal. Al balonazo largo llegaron
casi al mismo tiempo, en el centro del campo, Jordi Alba y Agüero.
Como si se tratara del juego del pañuelo, el Kun lo peleó con más
fuerza. Y se lo llevó. Entró en el área y sólo hubo de entregarlo
a quien le acompañaba a su derecha, Forlán.

Frustrado como estaba, el Valencia sólo podía reaccionar con un
arrebato individual: un disparo de fuera del área de Manuel Fernandes,
futbolista recuperado el día en que Emery le ubicó de central porque
no había más remedio. Ese día, ante el Almería, el mediocentro luso
recobró la confianza y resucitó. No se conformó el Atlético y
Antonio López aprovechó un error de Alba, enganchado cuando el
resto de defensas había salido, para marcar de cabeza tras un
córner. Es el pago de jugar con un extremo de lateral izquierdo
improvisado. El partido estaba para grandes personajes y, ay,
de repente, apareció uno completamente inesperado: Vicente.
Su combinación con Alba y el pase final para que rematara
Villa volvieron a meter al Valencia en juego.

C. ROS - Valencia - 01/04/2010

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