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sábado, 12 de marzo de 2011

27ª Jor. Liga 2010/11 ATLETI 3-1 Villarreal.- Espabila el Atlético





ATLÉTICO 3 - VILLARREAL 1

Atlético de Madrid
De Gea; Ujfalusi, Godín, Domínguez, Filipe Luis; Reyes, Tiago,
Mario Suárez (Assuncao, m. 81), Elías (Koke, m. 69);
Forlán y Kun Agüero (Juanfran, m. 88).


Villarreal
Diego López; Mario, Musacchio, Gonzalo, Capdevila; Cani
(Marco Ruben, m.72), Bruno, Borja Valero,
Cazorla; Nilmar y Rossi.

Goles
1-0, m. 5: Reyes, con un disparo perfecto a la escuadra.
1-1, m. 34: Rossi, con un potente lanzamiento de falta.
2-1, m. 69: Agüero supera por encima la salida de
Diego López tras una gran asistencia de Filipe Luis.
3-1, m. 71: Forlán culmina una pared con Reyes.

Árbitro
Iturralde González (C. Vasco). Amonestó a los locales Mario
Suárez (m. 13), Domínguez (m. 33) y Reyes (m. 56) y a
los visitantes Cani (m. 53) y Gonzalo (m. 61).

Incidencias
Partido correspondiente a la vigésimo séptima jornada de
Liga en Primera División, disputado en el estadio
Vicente Calderón ante unos 30.000 espectadores.
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Espabila el Atlético

Espabiló Forlán. Se reencontró con Reyes. Y despertó el El Atlético de Madrid.
Andaban de sequía en la ribera del Manzanares, donde no veían ganar a los de casa
desde hacía mes y medio. La sufría también el uruguayo, que no llevaba sin marcar
siete jornadas de Liga, las mismas que habían pasado desde aquel triunfo contra
el Mallorca. Pero contra el Villarreal el equipo rojiblanco pareció otro, fue todo
ambición, no dejó de buscar la portería de Diego López y como recompensa obtuvo
una victoria (3-1) contra el cuarto clasificado que le vuelve
a meter de lleno en la lucha por los puestos europeos.



Tuvo que apuntarse a una supuesta falta de sintonía entre el extremo y el delantero
para que fueran los dos quienes empujaran a su equipo hacia la victoria. Abrió la
lata el utrerano, que a los cinco minutos se descolgaba con un preciso envío hacia
la escuadra de Diego López. Encaró a Bruno, reculó el centrocampista, vio el espacio
y soltó la zurda. El disparo, magistral, dejó sin opciones al portero, que ni siquiera
pudo echar mano de sus centímetros para contestar a ese espléndido remate.

El gol ayudó a que el Atlético se viniera arriba, aunque la predisposición ya estaba.
Agüero estaba revolucionado y Forlán ansioso por destrozar la sequía. El argentino
encontró la horma de su zapato en un compatriota como Mateo Musacchio, muy atento a
cada tentativa del Kun. El Uruguayo no dejaba de moverse por todo el frontal del
ataque, buscando sin suerte en cualquier parte ese golpe de suerte que
le permitiera esquivar el desasosiego. Pero no estaba afortunado.

No escasearon las oportunidades para los Quique Sánchez Flores, pero cuando más cerca
estaba el segundo llegó el empate. No debió sorprender en las gradas del Calderón, tan
acostumbradas a los saltos de guión. El ejecutor Rossi, que zapateó un saque en corto
de Cazorla. La falta, magistral, encontró un destino similar al que había tenido el
balón de Reyes. El balón bajó con violencia y De Gea no
pudo más que acompañar con la estirada.



Con el empate el partido entró en una fase de calma que hasta entonces no había conocido.
El ritmo, algo más pausado, favoreció a Villarreal, más dado al toque y menos a las
alegrías a la carrera que tanto le gustan al equipo rojiblanco. El descanso no interrumpió
la dinámica, por más que Reyes hiciera silbar el larguero con un lanzamiento de falta
escorado, pero dados los ánimos con los que hoy encaraba partido
el Atlético era cuestión de tiempo que se rompiera.

Y lo hizo por el lado menos esperado. Tiago, que se despachó con una extraordinaria
actuación en el centro del campo, se decolgó con un gran pase entre líneas hacia Forlán.
El uruguayo se lanzó desesperado a la carrera, pero se adelantó por poco Diego López en
la frontal. Se le escapó por poco, pero el charrúa ya había olido la sangre. Un par de
minutos más tarde tuvo una doble ocasión, Primero un disparo lejano y luego una volea
a la salida del córner. En ambas se encontró otra vez con el portero.



El asedio era cada vez más evidente y el cántaro se acabó rompiendo. Filipe Luis,
abandonando sus labores, trazó una diagonal hasta la la media luna que culminó con un
pase sobre la defensa. Agüero, siempre con Musacchio haciéndole sombra, se hizo un
hueco y definió de vaselina ante la salida del portero. Un gol de bella factura aunque
no el último, pues quedaba la guinda. Contestando a quienes dudaba de su conexión,
Forlán y Reyes dibujaron una pared en la frontal del área que
culminó el charrúa para cortar de raíz sequías y rumores.

Volvió Forlán, se exhibió Reyes, marcó Agüero y espabiló el Atlético.

A. Aragón | Madrid 06/03/2011
elmundo.es

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