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domingo, 25 de septiembre de 2011

6ª Jor. Liga 2011/12 Barça 5-0 ATLETI.- El Barça pincha un globo







FC BARCELONA 5 ATLÉTICO DE MADRID 0

Barcelona
Valdés; Alves, Mascherano, Abidal (Maxwell, min.81), Sergio
Busquets (Piqué, min.53), Xavi, Cesc (Keita,
min.72), Thiago, Pedro, Villa y Messi.

Atlético de Madrid
Courtois; Perea, Godín, Miranda, Antonio López, Mario Suárez
(Arda Turan, mi.46), Tiago (Adrián, min.79), Gabi,
Reyes (Salvio, min.46), Diego y Falcao.

Goles
1-0: Villa, min.9.
2-0: Miranda (p.p), min.15.
3-0: Messi, min.26.
4-0: Messi, min.78.
5-0: Messi, min.90.

Árbitro
Delgado Ferreiro (Colegiado vasco). Mostró
tarjeta amarilla a Piqué (min.71) y Perea (min.72).

Incidencias
Partido de la sexta jornada de Liga disputado en el Camp Nou
ante 83.154 espectadores. Los jugadores del Barça saltaron al
terreno de juego con una camiseta de ánimo a su
compañero Ibrahim Afellay, que estará seis
meses de baja por una grave lesión de rodilla.

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El Barça pincha un globo



El Atlético de Madrid llegó al Camp Nou con la cabeza alta, alardeando de su
condición de equipo de moda. Al final de la noche, rayando la madrugada,
vistió los harapos que lo habían cubierto en sus anteriores actuaciones
barcelonesas. El traje de gala, hecho jirones, se lo arruinó un rival implacable,
un Barcelona que destruye ilusiones ajenas en su domicilio mientras se eleva
a alturas imposibles. Pep Guardiola, con sus inventos, logra que profesionales
tan preparados y estudiosos como Gregorio Manzano
parezcan entrenadores ignorantes y trasnochados.

La idea de Manzano era discutirle la posesión de la pelota a un Barça que insistió
en la debilidad aparente de una línea defensiva de tres. Para colmo, sin Puyol y
sin la esperada reaparición de Piqué, que se postergó hasta el comienzo de la
segunda mitad. Guardiola, terco en su afán de cifrar sus sistemas para que los
entrenadores rivales se pierdan en un laberinto, tomó nota de las deficiencias de
Mestalla. En lugar de situar a Mascherano en el lateral derecho, lo centró y bajó a
Alves a la posición en la que se hizo ídolo, aunque él lo que realmente quiera es
ser extremo. Así, el técnico catalán había remendado el agujero durante la segunda
parte de Valencia, con buen resultado. El técnico jiennense del Atlético no valoró la
ocasión de intentar hacer daño por las bandas, por donde la organización azulgrana
podría quebrarse, y puso sobre el tapete del Camp Nou -empapado por un diluvio-
un equipo plano, de muy poca entereza física, atascado por el centro -con Diego
recuperado de su lesión muscular- y una defensa de la
oscura época anterior. Sólo Miranda sonaba a la actual.

Tormenta de goles

Las presentaciones enseñaron la altanería del Atlético, que como todo mérito
enganchó un tiro precioso de Tiago al larguero de Valdés. Y hasta más ver. Con todo
el balón en su poder, sin presión en contra que deshacer, el Barcelona se dejó guiar
por Xavi Hernández y con su mando enganchó dos balones en el interior de las redes
de Courtois en el primer cuarto de hora. El primero lo embocó Villa tras el pase medido
lejano del metrónomo del Barça y de España; el segundo, tras otro pase interior, la
anticipación de Pedro y la inacción de un Messi que supo esperar para que su fuera de
juego no se apreciara como influyente en la jugada. Después enganchó la pelota, forzó
la parada del portero del Atleti y, de rebote, Miranda alargó la ventaja de sus rivales.



Con un 2-0 en contra y 70 minutos por jugarse, el Atlético no estaba muerto, pero para
que se le acabara toda esperanza de vida el Barcelona tenía a Messi. El mejor se puso
a la tarea. En la presión conjunta de los azulgranas sobre la zaga rojiblanca, sobre Godín
y Antonio López, titulares en perjuicio de Domínguez y Filipe Luis -y del equipo madrileño-,
La Pulga rebañó una pelota, amagó antes de meterse en el área, otro quiebro anuló la
oposición del central uruguayo y de Mario Suárez en ayuda y, por el palo llamado corto,
descerrajó la portería del exquisito portero belga cedido por el Chelsea a los del
Manzanares. Con un 3-0 en 26 minutos y todos los fantasmas del pasado reciente
se empeñaron en perseguir al remozado Atlético de Diego y Falcao.

Messi, repostería fina

Los azulgrana iban camino de repetir del 5-0 al Villarreal o, más aún, el 8-0 al Atlético
Osasuna. El Atlético se dejaba y Manzano, guarnecido de la tempestad bajo el techo
de su banquillo, dio instrucciones a Arda y Savio para que estiraran los músculos. No
comparecieron hasta después del descanso y mejoraron la actitud acomplejada de sus
predecesores, Mario y Reyes. Pero el tímido avance en la actitud no fue bastante para
frenar a los jugadores del Barcelona. Sólo para que Guardiola reaccionara con la alineación
de Piqué y la reorganización defensiva, a partir de ese momento con cuatro hombres.
El rondo del Barcelona fue a menos, pero el peligro de Falcao siguió en cero. Hasta los
minutos 'de la basura' no consiguió controlar una pelota a pocos metros de Valdés.



Con la barriga llena, el Barcelona se aplicó en adornar su cena con el mejor postre. Y
Lionel Messi se inventó la jugada del cuarto gol, un clásico en el repertorio del doble
'Balón de Oro': carrera y regate de derecha a izquierda hasta que su piececillo izquierdo
pudo dar el golpe que llevó el balón, entre torpes piernas, hasta la espalda de Courtois.
Casi sin pretenderlo, pero con el Atlético completamente humillado y derrotado, cerró la
noche con otra acción particular en el minuto de descuento. El Atlético, que con el último
incorporado, Adrián, había construido al fin una ocasión de gol, recogió los restos de
su naufragio y se volvió a Madrid en el tono humilde que le corresponde.

F. Llamas | 25/09/2011
elmundo.es

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