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domingo, 13 de febrero de 2011

23ª Jor Liga 2010/11 ATLETI 1-2 Valencia.-Joaquín prolonga el drama rojiblanco





Atlético 1 - 2 Valencia

Atlético
De Gea; Valera, Perea, Godín, Antonio López; Fran Mérida
(Juanfran, m. 63), Raúl García (Mario Suárez, m. 81),
Tiago, Reyes; Agüero y Forlán.
No utilizados: Joel; Domínguez, Assunção, Koke y Diego Costa.

Valencia
Guaita; Bruno (Miguel, m. 76), Stankevicius, Maduro
(David Navarro, m. 80), Ricardo Costa, Jordi Alba; Joaquín, Topal,
Tino Costa, Pablo Hernández; y Soldado (aduriz, m. 64).
No utilizados: Saúl; Dealbert, Vicente y Chori Domínguez.

Goles
1-0. M. 3. Reyes, de tiro cruzado.
1-1. M. 41. Centro de Jordi Alba, Perea no acierta
en el despeje y Joaquín emboca a la red.
1-2. M. 86. Joaquín, de tiro cruzado desde fuera del área.

Árbitro
Fernández Borbalán. Expulsó de roja directa a Godín
(m. 90). También amonestó a Tino Costa.
Forlán, Jordi Alba y Topal.

Unos 45.000 espectadores en el Calderón.

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Joaquín prolonga el drama rojiblanco

* Los goles del gaditano marcaron la diferencia
entre dos equipos con poco fútbol

* Diego Forlán falla un penalti y prolonga
su fase de ineficacia realizadora



Joaquín Sánchez, en estado de gracia, sentenció el partido de la 23ª jornada
de Liga que jugó el Valencia en el Vicente Calderón y acaso también al
entrenador del Atlético de Madrid, que sigue contemplando desde el banco a
un equipo incapaz de ganar y peleado con el gol incluso desde el punto de
penalti, donde Forlán estrelló un balón en el poste. La felicidad que llevó
Reyes a la grada a los tres minutos la destrozó el extremo gaditano
con sus goles a cinco minutos del final de cada tiempo.

El Atlético de Madrid comenzó esta temporada henchido de orgullo, con una
Supercopa europea en sus vitrinas y un liderato en las primeras jornadas de Liga,
prolegómenos de una caída lenta y regular hacia abismos hoy por hoy desconocidos.
Como el futuro de Quique Sánchez Flores, el hombre que levantó a un equipo
alicaído, pero que ahora da palos a ciegas y se muestra incapaz de interpretar
las señales de una plantilla que, lejos de mejorar con los traspasos y sus
recambios, se desmorona. Eliminado en Europa y de la Copa, con 30 puntos
tras 23 jornadas de Liga y cuatro derrotas consecutivas, masca su tragedia.

El Valencia comenzó el curso llorando su condición de humilde, obligado a vender a
sus jugadores más valorados. Fichó a precios asequibles, ahorró y fundamentó su
permanencia en la elite en el orgullo de vestir la camiseta de Mestalla. Unai Emery
no disfrutó de un respaldo porque con los primeros tropiezos le llegaron las voces
estridentes y la desconfianza social. Sin embargo, ha sujetado a su plantilla, la
ha convencido de que puede sostenerse entre los grandes y ahí está, en el segundo
escalón de la 'Liga A Dos', forcejeando con el Villarreal por el tercer
puesto con 47 puntos y en vísperas de unos octavos de la Champions.



Lo que se vio en el Calderón no justificó los ya 17 puntos de diferencia entre el
Valencia y el Atlético. Por juego, el equipo de Emery no desmostró ser mejor, aunque
su posesión de balón fuera superior. Sus pases lentos y cortos en propio
campo y sus dificultades para avanzar indicaron desde el comienzo
que el balón no es parte crucial de su estrategia.

El Atlético de Madrid tira por el mismo camino, pero con una inseguridad en sus
fuerzas que lo traiciona. En la defensa, que amenaza quiebra a cada llegada del rival,
y en el centro del campo. Las variaciones de Quique aumentan esa sensación de
inseguridad, de provisionalidad, que derrama su equipo en cada actuación. Incluso
partiendo con ventaja, su confianza se parte en dos en cuanto
su adversario teje tres o cuatro pases seguidos.

Los rojiblancos llevaron bien el partido hasta la media hora, sujetos al gol de Reyes
y a la parsimonia valencianista. La apertura del marcador se produjo de improviso, en
un balón recuperado por Forlán y la indecisión imperdonable de los defensores
valencianistas, hasta cuatro, que dejaron al sevillano entrar en su área y perfilar
su remate con la izquierda, cruzado lo justo para superar a Guaita.



El Valencia encontró algo de fluidez a 10 minutos del descanso y eso fue suficiente
para engarzar dos jugadas de claro peligro en área del Atlético, donde siempre hay algún
tesoro que recoger. La segunda -un balón que Pablo le sustrajo a Raúl García, un centro
de Alba, la inacción de Soldado y el remate a placer de Joaquín- supuso el empate.

Lo ramplón gobernaba la segunda parte, hasta que los banquillos empezaron su trasiego
habitual y el Atlético se vio obligado a echarle más veneno a su juego. Lo mejor siempre
lo acaparó Reyes, cuyo partido fue impecable. Forzó el penalti claro de Maduro y derrochó
ingenio y esfuerzo en jugadas de alto nivel. Pero a Diego Forlán se le está atravesando
la temporada y a pesar de engañar a Guaita en el lanzamiento desde 11 metros, envió el
balón dos o tres centímetros más allá de lo necesario para marcar: El poste lo rechazó.

El Valencia contrarrestó el ataque del Atlético. Cruzó a sus defensas en cada acción del
Kun, de Forlán o de Reyes y cedió saques de esquina a barullo. No es una disciplina que
domine este Atlético una vez que se fue quien los lanzaba casi todos, Simao. Joaquín
soltó una respuesta letal. Un fenomenal acelerón de Jordi Alba hasta casi el final del
pasillo izquierdo, un pase retrasado a la frontal para que Pablo cediera a su vez el
disparo al extremo gaditano, quien, en carrera, apuntó y sepultó las buenas
cualidades de David de Gea bajo el descomunal peso de otra derrota.

F. Llamas | Madrid 13/02/2011
elmundo.es
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