Sporting de Lisboa 2 - Atlético de Madrid 2
Sporting de Lisboa
Rui Patricio; Abel, Polga, Caneira, P. Silva (Vukcevic, m. 54); Mendes,
Moutinho, Pereirinha (Matías Fernández, m. 70), Veloso; Saleiro
y Liedson. No utilizados: Tiago; A. Silva, Postiga, Soares y Reis
Atlético de Madrid
De Gea; Ujfalusi, Perea, Álvaro Domínguez, Antonio López; Assunção,
Raúl García, Reyes, Simão (Valera, m. 68), Jurado (Camacho, m. 90);
Agüero (Forlán, m. 81). No utilizados: Asenjo; Pernía, Salvio y Juanito.
Goles
0-1. M. 3. Agüero.
1-1. M. 19. Liedson.
1-2. M. 33. Agüero.
2-2. M. 45. Polga.
Árbitro
Knute Kircher (Alemania).
Amonestó a Silva, Abel y Polga.
Unos 42.000 espectadores (no se llenó) en el estadio Alvalade.
___________________________________________
___________________________________________
El Kun vale muchos cuartos
El Atlético se pondrá guapo para el sorteo de cuartos de la Europa League al día
siguiente de conquistar, bastante desharrapado, un escalón al que no se subía
desde el lejano abril de 1999. En el abarrotado estadio José Alvalade, el empate
con goles (2-2) echó al Sporting, que había empatado sin
ellos una semana antes en el Vicente Calderón.
Los del Manzanares podrán argumentar con razón que han sido mejores en los dos
partidos contra los portugueses, pero la mayoría de sus jugadores deberá pasar
otra vez por el confesionario y expiar sus culpas. Fundamentalmente, la de traicionar
al chico que los saca a todos adelante, Sergio Agüero, el simpar Kun.
Al futbolista clave de todo lo bueno que les pasa.
Agüero. El que a los tres minutos ya había plantado su sello en el precioso estadio
lisboeta al rematar un centro de Simao: pim-pam. El que vio desde su lejana posición
cómo una jugada inocente de los lusos terminaba con un remate de cabeza de
Liedson ante los ojos de tres defensas del Atlético, con especialísima culpabilidad
de Perea. Quien mantuvo la mirada altiva y remachó con un quiebro y un remate
exquisitos el pase intencionado de su único socio en la noche lusa: José Antonio Reyes.
Reyes. Cosido a patadas y a empujones en el campo que la temporada pasada le vio
marcar con la camisa del enemigo benfiquista. El sevillano que remonta en inspiración
y añade a ella compromiso y trabajo. Además de heridas de guerra, a puñados.
El centrocampista que hace de delantero y que tapa las
miserias del peor Simao y del inexistente Jurado.
Jurado, que esta vez no encontró ni el pase ni el gol que le salvara de la crucifixión.
Porque en ningún momento supo congeniar con la pelota. Quique Sánchez Flores lo
ascendió a la titularidad para que Diego Forlán mascara minutos de reflexión y
descanso antes de los tres partidos en 10 días que se aproximan, decisivos para la Liga.
A Tiago se le ve mucho más cuando no está. Por el agujero. En su ausencia, porque no
le dejan jugar la 'Champions', Asssunçao -a Raúl García lo define su inoperancia-
recupera su condición de puñado de nervios que comete faltas imprudentes, como
la que costó el estúpido empate a dos del defensa Polgar con la coronilla, después
de un deficiente lanzamiento a balón parado de Veloso y la postura ineficiente de Ujfalusi.
Sin jugar a nada ('pero-a-nada'), el Sporting había conseguido un resultado magnífico
para afrontar la segunda parte con el estímulo de quien viene desde atrás y además
cuenta con el apoyo unánime de 40.000 'leones'. Ni aún así impuso su criterio futbolístico,
que se reduce a alguna luz de Moutinho y a la velocidad de Veloso por la izquierda.
Pero ahí estaba el Atlético, que debería fijar su residencia
social en Tembleque, un pueblo toledano.
De Gea los veía llegar con cierta calma y sonaba la alarma cuando el balón no lo tocaba
un atacante, sino uno de sus teóricos protectores. Una 'asistencia' de Assunçao
a Saleiro no fue gol gracias a la categoría superior del joven
guardameta que ha elegido Quique Sánchez Flores.
Quique. Indiscutiblemente ha cambiado el rumbo del equipo, pero no puede bajar la
intensidad de sus pláticas, porque, entonces, la mayoría se le quedaría dormida en
los blandos laureles de la nada. En el último tramo del partido optó por la retirada:
Valera por Simao (abroncado a cada toque), Forlán por Agüero
('el único') y, ya para apurar el reloj, Camacho por Jurado.
El miedo a perder se extendió por cada pupila rojiblanca.
Menos mal: el Sporting no dio la talla.
F.Llamas |19/03/2010
_____________________________________________
Sporting de Lisboa
Rui Patricio; Abel, Polga, Caneira, P. Silva (Vukcevic, m. 54); Mendes,
Moutinho, Pereirinha (Matías Fernández, m. 70), Veloso; Saleiro
y Liedson. No utilizados: Tiago; A. Silva, Postiga, Soares y Reis
Atlético de Madrid
De Gea; Ujfalusi, Perea, Álvaro Domínguez, Antonio López; Assunção,
Raúl García, Reyes, Simão (Valera, m. 68), Jurado (Camacho, m. 90);
Agüero (Forlán, m. 81). No utilizados: Asenjo; Pernía, Salvio y Juanito.
Goles
0-1. M. 3. Agüero.
1-1. M. 19. Liedson.
1-2. M. 33. Agüero.
2-2. M. 45. Polga.
Árbitro
Knute Kircher (Alemania).
Amonestó a Silva, Abel y Polga.
Unos 42.000 espectadores (no se llenó) en el estadio Alvalade.
___________________________________________
___________________________________________
El Kun vale muchos cuartos
El Atlético se pondrá guapo para el sorteo de cuartos de la Europa League al día
siguiente de conquistar, bastante desharrapado, un escalón al que no se subía
desde el lejano abril de 1999. En el abarrotado estadio José Alvalade, el empate
con goles (2-2) echó al Sporting, que había empatado sin
ellos una semana antes en el Vicente Calderón.
Los del Manzanares podrán argumentar con razón que han sido mejores en los dos
partidos contra los portugueses, pero la mayoría de sus jugadores deberá pasar
otra vez por el confesionario y expiar sus culpas. Fundamentalmente, la de traicionar
al chico que los saca a todos adelante, Sergio Agüero, el simpar Kun.
Al futbolista clave de todo lo bueno que les pasa.
Agüero. El que a los tres minutos ya había plantado su sello en el precioso estadio
lisboeta al rematar un centro de Simao: pim-pam. El que vio desde su lejana posición
cómo una jugada inocente de los lusos terminaba con un remate de cabeza de
Liedson ante los ojos de tres defensas del Atlético, con especialísima culpabilidad
de Perea. Quien mantuvo la mirada altiva y remachó con un quiebro y un remate
exquisitos el pase intencionado de su único socio en la noche lusa: José Antonio Reyes.
Reyes. Cosido a patadas y a empujones en el campo que la temporada pasada le vio
marcar con la camisa del enemigo benfiquista. El sevillano que remonta en inspiración
y añade a ella compromiso y trabajo. Además de heridas de guerra, a puñados.
El centrocampista que hace de delantero y que tapa las
miserias del peor Simao y del inexistente Jurado.
Jurado, que esta vez no encontró ni el pase ni el gol que le salvara de la crucifixión.
Porque en ningún momento supo congeniar con la pelota. Quique Sánchez Flores lo
ascendió a la titularidad para que Diego Forlán mascara minutos de reflexión y
descanso antes de los tres partidos en 10 días que se aproximan, decisivos para la Liga.
A Tiago se le ve mucho más cuando no está. Por el agujero. En su ausencia, porque no
le dejan jugar la 'Champions', Asssunçao -a Raúl García lo define su inoperancia-
recupera su condición de puñado de nervios que comete faltas imprudentes, como
la que costó el estúpido empate a dos del defensa Polgar con la coronilla, después
de un deficiente lanzamiento a balón parado de Veloso y la postura ineficiente de Ujfalusi.
Sin jugar a nada ('pero-a-nada'), el Sporting había conseguido un resultado magnífico
para afrontar la segunda parte con el estímulo de quien viene desde atrás y además
cuenta con el apoyo unánime de 40.000 'leones'. Ni aún así impuso su criterio futbolístico,
que se reduce a alguna luz de Moutinho y a la velocidad de Veloso por la izquierda.
Pero ahí estaba el Atlético, que debería fijar su residencia
social en Tembleque, un pueblo toledano.
De Gea los veía llegar con cierta calma y sonaba la alarma cuando el balón no lo tocaba
un atacante, sino uno de sus teóricos protectores. Una 'asistencia' de Assunçao
a Saleiro no fue gol gracias a la categoría superior del joven
guardameta que ha elegido Quique Sánchez Flores.
Quique. Indiscutiblemente ha cambiado el rumbo del equipo, pero no puede bajar la
intensidad de sus pláticas, porque, entonces, la mayoría se le quedaría dormida en
los blandos laureles de la nada. En el último tramo del partido optó por la retirada:
Valera por Simao (abroncado a cada toque), Forlán por Agüero
('el único') y, ya para apurar el reloj, Camacho por Jurado.
El miedo a perder se extendió por cada pupila rojiblanca.
Menos mal: el Sporting no dio la talla.
F.Llamas |19/03/2010
_____________________________________________
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario